Durante 30 años, el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo ha organizado la Semana Mundial del Agua a finales de agosto. Hoy, es uno de los movimientos más influyentes del mundo centrado en los desafíos en torno a este recurso. Esta fecha nos encuentra como país en un momento crítico respecto de la gestión de éste, tras 12 años de sequía.
Las cifras ya conocidas por todos acerca de la escasez de agua y la emergencia en la que nos encontramos ya no son sorpresa. La pregunta es si las políticas públicas seguirán implementándose de la misma forma o si como país seremos capaces de enfrentar el problema con miras a soluciones definitivas para las comunidades carentes que ya no pueden seguir esperando.
Son 1 millón los chilenos y chilenas que hoy no tienen acceso a agua potable segura y sabemos que el cambio climático ha generado un déficit pluviométrico que será permanente. Es entonces momento de detenernos y revisar casos exitosos de uso de tecnología disponible que han permitido abastecer de agua de calidad a las personas.
Los 73 mm caídos en el Maule la última semana, se transformaron en 42.500 litros de agua potable en la comuna de Empedrado, donde los habitantes tienen su propio sistema de captación de agua lluvia, lo que permite a 17 familias tener autonomía y no depender del camión aljibe, pues les garantiza alrededor de dos meses de independencia.
En la Escuela Los Copihues de la comuna de Licantén, los estanques se están llenando de agua lluvia y se potabilizan a través de un innovador sistema, transformando así a este establecimiento en la primera Escuela de Lluvia de Chile.
Estos simples ejemplos, que se desarrollaron a través del Fondo Innova Agua de Fundación Amulén, en colaboración con Coca-Cola de Chile y Cervecería AB InBev, están generando evidencia para ampliar la mirada respecto de las soluciones. En el mundo y en Chile existen tecnologías probadas, eficientes, seguras y de rápida instalación, que ofrecen una alternativa a quienes viven sin este recurso. Se necesita voluntad y audacia para implementarlas en forma urgente y mejorar las condiciones de las personas que están viviendo día a día en este difícil contexto. Agua del aire, desalación a menor escala, captación de agua lluvia, son sólo algunos ejemplos que le están cambiado la vida a comunidades carentes. La innovación existe y está disponible para ser replicada. Sólo falta articulación y ganas de hacerlo.