El vital elemento está en el centro del debate mundial, nacional y regional. Las cifras en torno a la escasez hídrica siguen siendo dramáticas y se hace indispensable aumentar los esfuerzos.
Hoy se conmemora el Día Mundial del Agua en medio de un escenario muy crítico para el planeta, el país y la región. Según datos aportados por DUOC UC, se estima que el 2025 el 80% de la población «se encuentre en condiciones de alta escasez hídrica», lo que es una catástrofe a todas luces, mientras que la Fundación Amulén hace un tiempo difundió un informe que indica que Atacama, Arica y Parinacota, Coquimbo y Valparaíso tienen la más alta brecha hídrica, especialmente en las zonas rurales. «No podemos seguir obviando esta crisis que afecta a nuestro país. Una de las grandes urgencias que tenemos es aumentar la cobertura de agua de calidad, mejorando la gestión de las cuencas tanto en innovación como en vinculación de todos los actores, para lograr emparejar la cancha, lo que nos parece está íntimamente relacionado con la actual agenda social de Chile», decía la directora ejecutiva de Fundación, Rocío Espinoza. Otro dato: el último Censo, es decir del año del 2017, cifró en 383.204 las viviendas de Chile con carencias del recurso.
Los esfuerzos, por ende, deben multiplicarse a mayor y menor escala. El combate al Cambio Climático es clave para evitar la pesadilla de un mundo sin agua dado que tiene un impacto directo en las aguas subterráneas que son fundamentales. Estamos ante una problemática de gran alcance dado que mientras el recurso decae, la población mundial aumenta y con ello estos esfuerzos pueden ser mucho más desgastantes.
En cuanto a los esfuerzos a «menor» escala es fundamental la eficiencia de la administración del recurso hídrico. Los sectores productivos requieren del vital elemento, pero ciertamente que se deben aumentar las acciones que reduzcan despilfarro, es por ello que programas de tecnificación de riego para la agricultura y desalanización para la minería son parte de las acciones que deben estar en los planes empresariales y gremiales.
La redacción de una nueva Carta Magna sin duda que establecerá un punto sobre el uso de agua y se espera que no esté condicionado a ideologías, mientras que a nivel generacional parece indispensable que las nuevas generaciones se sigan interiorizando del valor que tiene el vital elemento y que se debe trabajar de forma particular y por las comunidades para preservarlo.