Agua, un recurso sólo para algunos
A una semana del Día Mundial del Agua, no podemos dejar de visibilizar la realidad del mundo rural, que puede estar oculta para muchos. En Chile, un 47 % de la población que vive fuera de las ciudades, es decir, más de un millón de personas, dependen de ríos, pozos y camiones aljibe para abastecer de agua a sus familias. Estos chilenos están sufriendo día a día las difíciles circunstancias de vivir sin este vital recurso, con todo lo que ello significa en términos de higiene, salud, equidad de género y economía. Estas familias necesitan agua hoy, por lo que debemos priorizar esta problemática como país.
Adicionalmente, estamos viviendo la década más seca de los últimos mil años. Somos el país Nº 18 con mayor estrés hídrico del mundo según World Resources Institute (2019) y, si vemos las proyecciones climáticas, éstas no son muy auspiciosas. Esto hace que nos enfrentemos a un escenario muy complejo para el cual debemos buscar soluciones especialmente enfocadas en quienes viven en condiciones más vulnerables.
En Chile y el mundo existen soluciones innovadoras y de rápida implementación, que permiten entregar agua de distintas fuentes con la calidad y continuidad que merecen las comunidades, ya sea en forma temporal o permanente. Agua de lluvia, desalación de agua de mar, potabilización, agua del aire, son algunas de las tecnologías disponibles, que pueden cambiar la calidad de vida de quienes hoy no tienen agua. Es tarea pendiente el desarrollo de planes de financiamiento para dar soluciones definitivas para poder llegar con agua a las personas que lo necesitan hoy.
Sin embargo, sabemos que la solución no llegará de la mano de un sólo sector: la carencia de agua debe ser enfrentada con la colaboración del sector público, privado y las organizaciones civiles. No podemos seguir haciendo más de lo mismo. Necesitamos articular para maximizar el impacto y atrevernos a probar tecnologías para dar solución a la falta de agua que aún vive la mitad de las familias rurales de nuestro país y que están cansadas de esperar.
Jorge Matte, Presidente Fundación Amulén