El desierto amenaza con avanzar y la falta de agua se vuelve extrema en 184 municipios. El déficit de precipitaciones no solo afecta a las industrias, sino también al consumo humano y pone a Chile en una situación crítica, donde más de 8 millones de personas viven con racionamiento. Cabe tener en cuenta que el consumo humano de agua consiste solo en el 0,2%, mientras que industrias como la forestal se llevan el 59% del agua nacional.
La crisis hídrica se arrastra hace varios años y es multifactorial, incide el cambio climático y el factor humano, principalmente a través de las industrias, por lo que no se trata de una sorpresa cuando el último Informe Hídrico de la Dirección General de Aguas (DGA), arroja conclusiones críticas que demuestran que Chile se está secando en el centro norte y ahora también en centro sur del país, dando cuenta que la falta de lluvia en grandes ciudades llega al 98% de déficit en comparación a años normales.
Cuando se dice que el agua es un recurso vital, significa que afecta transversalmente a múltiples áreas de nuestra existencia, por ejemplo, la escasez de agua trae consecuencias en otros ámbitos, como la educación, y es que recientemente se dio a conocer un estudio de la Fundación Amulén que muestra que el 40% de las escuelas rurales no cuenta con abastecimiento formal de agua potable, y escuelas como la de Petorca han tenido que suspender sus clases.
La falta de precipitaciones de lluvia y nieve alcanzó zonas más sureñas y se ve reflejada en el derretimiento de hielos de la cordillera de Los Andes y glaciares que han aumentado los caudales de agua de las cuencas en la coyuntura, pero que preocupan hacia futuro. El deshielo, producido principalmente entre los 3.500 y 5.000 metros sobre el nivel del mar, es el afluente que mantiene con agua al país, pero es agua para hoy y sed para mañana.
Aun con esta alerta, Juan Sutil, presidente de la Confederación de Producción y el Comercio y de la Corporación Reguemos Chile, propone la creación de una carretera hídrica, un acueducto que trasladaría el agua desde el sur al norte del país. “El proyecto busca captar las aguas de los afluentes que durante marzo a septiembre u octubre se acumulan y no se utilizan, para dar solución principalmente a la escasez hídrica rural”, comenta Maximiliano Letelier, vicepresidente de Reguemos Chile en La Tercera.
La reforma al Código de Aguas hace 10 años que lleva estancada en las comisiones del parlamento, y es curioso ver cómo empresarios que han contribuido a agudizar esta crisis y reciben subsidios de riego por parte del Estado, hoy proponen soluciones cortoplacistas y sin perspectivas que terminan agrandando el problema a futuro. Lo que indica que las políticas públicas (o la falta de ellas) han favorecido a empresarios inescrupulosos por sobre garantizar el cuidado del medioambiente y este recurso vital para el presente y el futuro.
Las forestales y su responsabilidad en la sequía chilena
Los últimos estudios (2018) respecto a la distribución del consumo de aguas, indican que el 59% corresponde a la industria forestal, y lo sigue la industria agrícola con el 37%. Es decir, entre ambas consumen el 96% del agua en Chile. Y vale cuestionarse la existencia de la industria forestal a través de monocultivos, que hoy trae más pérdidas que beneficios para Chile y sus comunidades, y donde incluso existen estudios, como el de Human Ecology Journal, que muestran cómo han sido un factor importante en aumentar la desigualdad y pobreza en el sur de Chile.
La expansión de las forestales y los monocultivos que conllevan, además de ser un factor que aumenta la desertificación y gran consumo de agua, que aumenta el riesgo de mga incendios forestales, también afecta los regímenes hídricos naturales y disminuyen la biodiversidad. “Para revertir esto hay que hacer una transición con planes de manejo que consideren disminuir la cantidad de hectáreas destinadas al manejo forestal. Una transición donde no se ponga por delante las ganancias de los grandes capitalistas, sino las necesidades sociales y ambientales. Para esto hay que recuperar gran parte de los paños forestales totalmente degradados por esta industria, y eso a su vez requiere la nacionalización de esta industria y la recuperación de las tierras ancestrales del pueblo mapuche, bajo control de trabajadores, comunidades y sectores populares”, declara Domingo Lara, biólogo ambiental de la Universidad de Chile y Magíster en sustentabilidad de la Universidad de Antofagasta.
53% de Chile bajo decretos de escasez hídrica
Actualmente existen los decretos de escasez hídrica y emergencia agrícola, bajo el que se encuentra el 53% de las comunas del territorio nacional. Estos decretos significan una serie de medidas, tales como la redistribución de aguas, subsidios a productores agrícolas e indemnizaciones a “propietarios de derechos de agua”. Medidas que, lamentablemente, no tratan el problema de fondo y han significado un mayor beneficio, principalmente, a grandes empresarios agroexportadores, como el mismo Juan Sutil, Luksic, el grupo Bethia de la familia Solari Falabella, Piñera, Paulmann y Angelini. Grandes grupos económicos beneficiados por la Comisión Nacional de Riego. (CNR).
Los programas de los candidatos presidenciables no modifican el negocio del agua
Los programas de los candidatos presidenciales, tanto de Kast como Boric se cuidan de no modificar el negocio del agua que impuso la derecha en dictadura y que fue profundizado por los gobiernos de la concertación. Los derechos de agua siguen siendo transables y ese es el problema de fondo, por lo que frente a eso las candidaturas no ofrecen una alternativa viable a futuro, considerando que la «autorregulación» empresarial demostró ser un fraude.
El programa presidencial del Frente Amplio y el Partido Comunista hay que decirlo: conserva el mismo modelo privatizado del agua y recursos hídricos, pero con más regulación», acercándose cada vez más a las propuestas de Kast en esta materia, quien incluso se abre a expropiaciones, siempre y cuando, alguien pague. Pero también hay que ser claros, Kast en el fondo quiere tiene un programa para cuidar la propiedad capitalista, el saqueo millonario del agua y un Estado gerencial más adecuado para administrar el negocio con la unificación de las autoridades que regulan el tema del agua.
Cambios de fondo para mitigar la sequía: Nacionalización y fin a la propiedad privada del agua
Situaciones críticas requieren de cambios de fondo. Y lo primero es partir por poner fin al aprovechamiento y el negocio en torno a los derechos de agua, a través de la nacionalización del recurso hídrico como primera medida de protección. Es fundamental examinar todos los derechos de agua otorgados y expropiar los sobre otorgados para desarrollar un plan centralizado de distribución racional por cuencas que implique un sistema permanente de medición. Un plan que sea administrado democráticamente por asociaciones de trabajadores y comunidades, en conjunto con profesionales del área.